Inauguración del acceso a Lloseta, durante la que ha habido una protesta. | Lola Olmo

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Este jueves se ha inaugurado la primera fase del enlace de acceso a Lloseta y ha estado protagonizado por las protestas de la plataforma Reviure Tofla y del GOB, quienes afearon a Cladera «el excesivo coste ambiental y de consumo de recursos del enlace y de vuestro modelo de política territorial».

«Seguimos sin entender qué se debe celebrar de un enlace innecesario y con un coste económico y ecológico altísimo», han manifestado desde Terraferida. Además, han asegurado que su protesta es «la imagen de la dignidad contra el destrozo territorial, los favores a las multinacionales como Cemex y la quema de recursos».

El acto también ha estado marcado por la ausencia del conseller insular de Mobilitat, Iván Sevillano, que no ha asistido «por coherencia», ya que Unidas Podemos fue el único partido que votó en contra de este proyecto en 2017.

Por su parte, la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, ha manifestado que «con la inauguración del enlace de Lloseta hacemos realidad una reivindicación justa que hace más de 30 años pedían sus habitantes. Los vecinos de Binissalem también se beneficia de una infraestuctura que elimina el tráfico de vehículos pesados del centro del pueblo».

Además, ha asegurado que «la creación del eje cívico Lloseta-Binissalem que acompaña el enlace permite a los habitantes de las dos poblaciones estar más en contacto y visitar las poblaciones paseando o en bicicleta». Al acto de inauguración también han asistido el alcalde de Lloseta, Xema Muñoz, y del alcalde de Binissalem, Víctor Martí.

El proyecto, con un coste de 9,3 millones de euros sufragados por el Gobierno central, ha supuesto la construcción del enlace, que une la autopista Palma - sa Pobla con la carretera vieja (MA13A), así como la mejora de la carretera vieja entre Binissalem y el complejo El Foro de Mallorca, y desde este punto hasta el casco urbano de Lloseta.

La nueva vía descansa sobre un puente de 51,5 metros de longitud. Además, se ha construido un paseo peatonal al margen de la carretera entre ambos pueblos, que se bifurca hasta conectar con el Camí de sa Font Ufana.

El paseo tiene una longitud de 5,5 km y entre 2 y 2,5 metros de amplitud según los tramos «para preservar 60 árboles preexistentes», explicó el coordinador jefe de Infraestructuras del Consell, Miguel Ángel Sagrera, quien recalcó también que «se ha tenido especial cuidado en recuperar elementos patrimoniales, como una antigua legua mallorquina y un pozo de origen árabe». Asimismo se ha preparado la conducción de servicios como la fibra y las comunicaciones.