Denise y Jacky Le Bourhis, de Nantes, junto a la alcaldesa Katia Rouarch, también de origen galo. | Michel's

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Denise y Jacky Le Bourhis llegaron hace dos meses por primera vez en sus vidas a Mallorca. Lo hacían provenientes de Nantes, su hogar. El objeto de la visita de estos jubilados franceses a la Isla era conocer el apartamento que su hijo, residente en Francia, había adquirido el invierno pasado en la remota localidad costera de Sant Elm. Era el 14 de marzo. El día en el que el Gobierno decretó el estado de alarma que nos obligó al confinamiento que aún persiste. Como la presencia de estos dos ciudadanos franceses en Sant Elm, adonde llegaron para una semana y llevan ya 60 días.

Dos meses de incertidumbres que se les han hecho más llevaderos gracias a la ayuda recibida por el Ajuntament d’Andratx y, muy especialmente, de su alcaldesa Katia Rouarch, también de origen galo y, para mayor coincidencia, de la misma región de Bretagne–Vendée.

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El del matrimonio Le Bourhis fue el último vuelo que aterrizó en Son Sant Joan desde un aeropuerto francés. Al tener constancia de las circunstancias a las que obligaba el estado de alarma, iniciaron los trámites para regresar cuanto antes a su país. La única alternativa posible era tomar el 21 de marzo un vuelo de Palma–París, vía Madrid, con todo lo que la capital de España era esa semana, y con el agravante de que el vuelo con Orly no estaba garantizado y el riesgo de quedarse tirados en el epicentro de la pandemia en España.

En ese momento es cuando entran en contacto con Rouarch. Tras llamar al ayuntamiento para pedir ayuda ante el desconcierto general de esos días, es la propia alcaldesa –nacida en Lorien, ciudad bretona situada a unos 200 kilómetros de Nantes– quien hace de intérprete. Siempre agradecida a la Francia de su juventud, Katia Rouarch, acompañada por el jefe de la Policía Local, se desplaza hasta Sant Elm para prestar apoyo al matrimonio, aislado sin vehículo ni transporte público en ese núcleo costero que, en esas fechas de marzo, es poco menos que un ‘pueblo fantasma’. Todas las tiendas están cerradas y la totalidad de los pocos residentes encerrados en sus casas. A tenor del riesgo de quedar atrapados en Madrid, Rouarch les aconseja permanecer en Sant Elm y pone a su disposición a un voluntario de Protección Civil que cada viernes les acompaña en coche hasta Andratx para hacer la compra o ir a la farmacia.

«Durante este tiempo he mantenido contacto diario con ellos y son ya como unos vecinos más de Andratx», asegura la alcaldesa. Pese a la agradecida acogida recibida, Denise y Jacky Le Bourhis quieren volver a su hogar y lo harán con el primer vuelo que salga de Son Sant Joan con destino a Nantes. En condiciones normales, ya operaría.