La cueva Genovesa es una franja litoral en la comarca de Llevant con un recorrido de 75 km. Tanto Units per Conservar como la federación de espeleología hace tiempo que denuncian la acumulación de residuos sólidos en la última sala de la cueva. | Toni Cirer

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Una montaña de hasta diez metros de basuras se acumula en la cueva subacuática Genovesa, en Cala Anguila (Manacor). La contaminación en esta cueva declarada Zona d’Especial Conservación (ZEC) ha sido denunciada tanto por los colectivos ecologistas como por la propia Federació Balear d’Espeleologia.

El pasado mes de diciembre la asociación conservacionista Units per Conservar alzó de nuevo la voz de alarma junto a los espeleólogos que han visitado el emplazamiento y que alertan de la grave situación en que se encuentra la cueva debido a los restos fecales sólidos que se han acumulado por el paso de los años y que ahora son difíciles de retirar.

El presidente de la Federació, Guiem Mulet, explica que hace tiempo que el colectivo alertó a la Conselleria de Medi Ambient de la acumulación de residuos sólidos en una de las salas de la cueva Genovesa. En un principio se pensó que debía proceder de un chalet sin el correcto alcantarillado «pero cuando nuestro equipo de trabajo vio la última sala de la cueva se percató que la montaña de residuos era muy grande, imposible que fuera de una única casa», explica Mulet.

El vertido de fecales no se limitaba solo a residuos líquidos y orgánicos, sino que entre la montaña de basura se acumulan plásticos de bastoncillos de orejas, compresas, condones, etc... «Al alertar a la Conselleria se comprobó que el problema procedía de la estación de bombeo que pertenece a Abacua y que no estaba bien sellada, por lo que las fecales de la urbanización de Cala Anguila se colaban hacia la cueva», explica el presidente de la Federació.

Mulet destaca también que en esta gruta subterránea habitan especies acuáticas como anguilas o gambas que «se alimentan de estas fecales». El problema principal radica ahora en la acumulación de residuos plásticos «que no sabemos como se podrán retirar ya que es muy complicado hacer una limpieza de la zona sin dañar la cueva», añade con preocupación.

Por su parte, desde Units per Conservar, que denunciaron la situación el pasado mes de diciembre, aseguran que trabajan junto a la Federació d’Espeleologia y no descartan estudiar otras vías como la que se utilizan en el rescate de pecios para ver si sería posible vaciar la sala de escombros. «Está claro que las administraciones deben implicarse», recalca Robert Busquet. Mulet por su parte recuerda que estas filtraciones van a parar al mar.

Una situación similar se da en la cueva de Vallgornera, en Llucmajor. En este caso en Vallgornera «son filtraciones de fecales debido a que no hay alcantarillado, pero siempre son residuos líquidos», explica el espeleólogo.

Pese a ello, Mulet alerta que en la cavidad de Llucmajor la contaminación es patente ya que se ha observando especies animales como erizos que se nutren de las fecales.