Este miércoles Tomeu Torrens echó el cierre de Can Amer por última vez. | Lola Olmo

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Tomeu Torrens echó el cierre este miércoles a Can Amer, el «celler» que su familia ha regentado durante casi medio siglo, desde que sus padres, Pep Torrens y Antònia Cantallops, lo abrieran en 1971.

El lunes, festividad de Reyes, fue el último día que el conocido local tuvo sus puertas abiertas al público, mientras que ayer comenzó el traslado de enseres, desde electrodomésticos a utensilios tradicionales que han formado parte de la decoración del emblemático celler durante todos estos años.

«Todos estos moldes antiguos de repostería y calderos de latón los fue comprando mi madre y decorando con ellos el celler», recordaba Torrens mientras los recogía en cajones.

INCA. Tomeu Torrens echa el cierre a Can Amer. Fotos: Lola Olmo

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Sin nostalgia

Pero no hubo nostalgia a la hora de echar el cierre por última vez. «Fue un último día impresionante, Can Amer estuvo completo, se llenó de familias, clientes de toda la vida», explicó ayer el cocinero, que tomó el relevo de sus padres en 2005.

En menos de dos semanas, el cocinero prevé celebrar una gran inauguración de su nuevo restaurante en Lloseta, situado en el polígono industrial, junto a la nave que ocupan las cocinas centrales de su negocio. Además, tiene en mente reforzar S’Àngel, el otro restaurante que tiene en lo que fue el antiguo convento de las Hijas de la Misericordia; y en primavera, prevé abrir al público un restaurante en Selva, Cas Teuler, que actualmente utiliza exclusivamente para celebraciones de carácter privado.

El cierre de Can Amer en la ciudad de Inca fue adelantado por Ultima Hora hace unas semanas. La falta de entendimiento con la propiedad del edificio para renovar el alquiler y las inversiones que esta antigua bodega de vinos necesitaba para adecuarse a la normativa actual, empujaron a Torrens a tomar la decisión de iniciar un nuevo rumbo, esta vez fuera de Inca.

INCA. Tomeu Torrens echa el cierre a Can Amer. Fotos: Lola Olmo