El concurso de perros pastores volvió a ser una gran ocasión para contemplar un espectáculo único. En él participaron siete pastores con un total de doce perros. | Curro Viera

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El campo mallorquín fue el protagonista este sábado en Lloseta. La primera Diada del Pastor, que tuvo lugar en la Avenida del Cocó, atrajo a muchos profesionales del sector ovino en la Isla.

Este evento, organizado por la Asociación de Ganaderos de la Oveja de raza Mallorquina Roja en colaboración con el Ajuntament de Lloseta, contó desde primera hora de la mañana con actividades como un concurso de perros pastores, el primero organizado en el municipio; el también novedoso I Concurso morfológico de la Oveja Mallorquina Roja en Lloseta; una demostración de pastoreo con Ca de Bestiar y diferentes talleres y exposiciones de productos de la oveja.

Numeroso público se acercó durante la mañana al recinto habilitado para presenciar las competiciones y exhibiciones. En cuanto al concurso morfológico, al que se presentaron 12 corrales, la finca Can Frares se llevó el premio al mejor ejemplar hembra, mientras que Son Bordills hizo lo propio en cuanto a machos. En el concurso de pastoreo, que contó con 36 ovejas y 12 perros, Miquel Adrover se alzó con el triunfo en las tres categorías.

Antoni Sequí es el presidente de la asociación que reúne a los ganaderos de este tipo de ovejas, primero en Mallorca en recibir la certificación 100 % raza. En su opinión el sector está creciendo y experimentando cambios positivos, aunque lentos. La entidad, que cuenta actualmente con 60 socios, calcula en unos 4.000 los ejemplares de esta variedad en la Isla a día de hoy. Este número sitúa a esta oveja por debajo del umbral de seguridad para su conservación.

Recuperación

Es por ello por lo que estos ganaderos apuestan por la denominada ‘triple actitud productiva’, que pone las esperanzas de viabilidad de estas ovejas en la rentabilidad total por la venta de todos los productos que se obtienen de ellas: leche, carne y lana. Esta última, considerada antes como un producto residual, merecería, según Aina Canyelles, ganadera de este colectivo, una especial atención por sus especiales características de color y calidad. Su valoración para el mercado ayudaría al sector a consolidar su rentabilidad.