Imagen del amerizaje de un avión civil durante la legislatura pasada en Pollença, cuando la Fundación Aeronáutica Mallorquina anunció por primera vez que las aguas de la bahía se convertirían en la primera hidrosuperficie de España para vuelos civiles. | Elena Ballestero

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A punto de cumplirse tres meses desde que la Fundación Aeronáutica Mallorquina anunciara ante el hotel Illa d’Or de Pollença que, después de años de tramitaciones ya dispone de los «permisos suficientes» para que los hidroaviones civiles comiencen a amerizar en la bahía de Pollença, Ports informa de que no dispone de ningún espacio adecuado para amarrar estas aeronaves.

Xavier Ramis, director general de Ports, dice que «la Fundación ha presentado una solicitud de amarre, pero parece que no tenemos espacio para aeronaves». «En todo caso los técnicos están estudiando la operativa del puerto de Pollença», añade.

Falta de legislación

El principal problema radica no tanto en los metros de eslora de los hidroaviones sino en su manga, dada la anchura inusual de las alas si se compara con el ancho de una nave al uso. Cabe recordar que una vez toca el agua, a falta de una legislación específica en España, el hidroavión pasa a tener la misma consideración que cualquier embarcación y por tanto debe cumplir con los preceptos de la autoridad marítima (el Govern en caso de aguas interiores y el Gobierno central en caso de aguas exteriores).

En la presentación de la hidrosuperficie de Pollença, que ocupa una franja de 900 metros situada a 1 kilómetro de la desembocadura del torrente de Sant Jordi, el alcalde de la localidad, Tomeu Cifre (Tots), mostró su apoyo explícito a la fundación obviando un acuerdo de pleno que la legislatura pasada se opuso al presunto «impacto» de los hidroaviones para la zona. Los pescadores también han advertido de la «posible afectación de la actividad pesquera» de la flota.

En la presentación de la hidrosuperficie Cifre manifestó su deseo de que el Moll pueda convertirse en «un destino líder para la hidroaviación civil a nivel mundial sin perder la perspectiva de que en un futuro pueda haber vuelos regulares de aviación civil que nada tendrían que ver con los que había antaño (en los años 30 había una línea Roma-Pollença que partía precisamente del muelle de delante del Illa d’Or), sino adaptados a la nueva tectonología y normativa, pensando en un futuro sostenible de nuestro entorno», dijo.

Aunque la Fundación Aeronáutica Mallorquina asegura disponer de los permisos suficientes para el amerizaje de hidroaviones civiles, lo cierto es que, debido a la falta de legislación específica respecto a la hidroaviación civil en España, la fundación no tiene una autorización expresa de ninguna administración para los amerizajes civiles sino un cúmulo de escritos (entre otros de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, Costas y Defensa) que «no ven inconvenientes» para que funcione como «aeródromo eventual» con un máximo de 40 operaciones al año.

Ningún hidroavión civil ha estrenado aún la hidrosuperficie.