El Mercat Tradicional Pagés estrena nueva estética con grandes guirnaldas de telas mallorquinas. | Pere Bota

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La lluvia, constante en la mañana de este miércoles, dinamitó los planes de los inquers de vivir el Dimecres Bo más madrugador de su historia, pero la estética tradicional del mercado payés sobrevivió al envite.

A los vendedores del mercado más tradicional (como al resto) no les quedó otra que cubrir ayer por la mañana sus puestos de venta con plásticos para proteger el género de la lluvia, lo que como en otras ocasiones minó la estética tradicional. No obstante la nueva decoración artesanal del centro, vestido con grandes guirnaldas y faldones realizados con las tradicionales telas de llengües mallorquinas, contribuyó a amortiguar el golpe dándole al mercado payés una estética única.

El Dimecres Bo arrancó muy poco a poco, con un degoteo de público que se disparó por la tarde al amainar la lluvia. El Mercat Tradicional Pagés se extiende desde la Plaça del Bestiar por las calles Bartomeu Coc, Plaça d’Orient, la Sirena, Major, Comerç, Bernat Salas, Miquel Duran, la Pau, l’Estrella y Bisbe Llompart pasando por sa Quartera hasta la estación del tren.

En él los visitantes pueden encontrar todo tipo de productos, desde alimentación a textiles, calzado y artesanía. Es obligatorio que los vendedores vayan vestidos al ample, aunque unos pocos pasaron por alto este requisito. En total hay 260 puestos tradicionales de venta en el recorrido del mercado payés que hoy confía en disparar las visitas.

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