Las carreteras del polígono están llenas de baches, los restos de obras invaden la calzada y también han desaparecido tapas de alcantarillas.

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La Federación Empresarial Balear de Transportes (FEBT) ha presentado una queja formal al Ajuntament de Bunyola por «el pésimo estado de la calzada» y por el «abandono y la acumulación de escombros y residuos» en el polígono de ses Veles. En este caso, la FEBT ha recogido las diferentes protestas que les han llegado tanto por parte de los usuarios de estas carreteras como por los empresarios del sector integrados en la Agrupación de Transportes de Mercancías de Baleares.

«Esto es un matacamiones. Nos dejamos las ruedas y las suspensiones» en esta vía pública. «Es espantoso el estado en que se encuentra la calle». «Vergonzoso». «Intransitable». Son algunos de los comentarios que los usuarios y vecinos han hecho llegar a la Federación y que ésta, a su vez, ha puesto en conocimiento de los políticos municipales.

Escombros

El gerente de la FEBT, Salvador Servera, explica que el problema se remonta a hace más de diez años y que el estado del polígono es «lamentable». «Está mal señalizado, lleno de escombros, faltan tapas de alcantarillas, hay residuos por todas las aceras y con muchos baches que ponen en riesgo la conducción», añade.

Por este motivo ha solicitado una reunión con el alcalde bunyolí, Andreu Bujosa, que tiene como objetivo buscar soluciones a esta precaria situación.

Los representantes del Consistorio lo ven de otro modo. El concejal de Hacienda y Comunicación, Miquel Pasqual, admite el mal estado del polígono, aunque asegura que Bunyola no dispone de fondos para solucionar el problema, ya que un acondicionamiento de esta zona industrial «nos absorbería casi todo el presupuesto». «Es absolutamente inviable», sentencia.

No obstante, asegura que el municipio encarga periódicamente el acondicionamiento de la zona a una empresa privada. Suele hacerse cada cuatro o cinco meses y cada limpieza le cuesta a las arcas públicas 15.000 euros.

El concejal insiste en que «no es una falta de voluntad» y de que son plenamente conscientes de que les corresponde el mantenimiento de estas instalaciones, aunque «es imposible».

Esta no es la primera ocasión en que los vecinos y los usuarios se quejan del estado de ses Veles.