Pollença acepta en pleno adherirse a la Mancomunitat de Tramuntana por lo que por primera vez el ente integrará 11 municipios que abarcarán la Serra de una punta a otra, desde Andratx hasta Pollença. | M. À. Cañellas

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Nacida formalmente en 1986 la Mancomunitat de Tramuntana siempre ha estado considerada la «hermana menor» de las mancomunidades de Mallorca, apenas dotada de actividades y medios. Durante años carecía de infraestructuras propias y llegó a utilizar como sede el local del PP en el Ajuntament d'Esporles, que por aquél entonces no tenía ordenador ni teléfono.

Hoy, con 10 miembros activos (Andratx, Calvià, Bunyola, Esporles, Valldemossa, Sóller, Estellencs, Banyalbufar, Puigpunyent y Escorca) la Mancomunitat de Tramuntana incorpora a Pollença y ha convencido a Fornalutx (que la abandonó hace unos años) de regresar a su seno.

La disolución de la Mancomunitat Nord de la que Pollença formó parte hasta la legislatura pasada y la declaración de la Serra Patrimonio de la Humanidad, han sido claves en un proceso que culminó el miércoles con la aprobación en el pleno de Pollença, de la incorporación de este municipio a un ente que tiene mucho que decir sobre la gestión de un patrimonio natural y etnológico que ha merecido el reconocimiento mundial.

De punta a punta

El alcalde de Pollença, Tomeu Cifre Ochogavía, valora positivamente la incorporación al proyecto al que tendrá que contribuir con una aportación de 7.000 euros al año. Con su adhesión, que ahora deberá reconocer la propia Mancomunitat en pleno, se alcanza un hito histórico especialmente simbólico porque por primera vez la Mancomunitat abarcará la Serra de punta a punta, desde Andratx a Pollença.

Andreu Bujosa (EOB, alcalde de Bunyola, es el actual presidente de la Mancomunitat de Tramuntana. «Cuando supimos que la Mancomunitat Nord se disolvió le pedimos a Pollença que entrara y si lo hace será muy positivo porque tendremos municipios de un lado a otro de la Serra», dice Bujosa.

«La Mancomunitat puede ayudar en la presentación de proyectos y convocatorias, pero también a trabajar y exigir juntos la resolución de problemas comunes como pueden ser (entre otros) las carreras ilegales por nuestras carreteras», dice el presidente.

El último diagnóstico de las mancomunidades de los municipios de la Isla impulsado por el Consell de Mallorca en el año 2007 cuando la Mancomunitat de Tramuntana ocupaba el local del PP de Esporles alertaba de la precariedad de la unión de municipios. Las palabras de su entonces presidente Severiano Quevedo, hacían pensar en su difícil continuidad. «Cada trabajo que se mancomuna es una pérdida de autoridad para el pueblo porque si un servicio se mancomuna tu lo pagas pero no lo controlas y eso es lo que más molesta a los alcaldes».

Pese a la diversidad de los municipios que la conforman parece que hoy, 12 años después, el ente se refuerza y mira al futuro.