Prohens, en un centro donde pasa consulta privada como dietista-nutricionista.

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Sólo tiene 33 años, pero sabe como nadie cómo lidiar con los retos a los que la vida nos enfrenta. También al de cómo afrontar una dieta sin perder la cabeza. Lara Prohens Rigo, diplomada en Nutrición Humana y Dietéctica, compagina el secretariado de su colegio profesional con la consulta privada en Espai SA y Físic. También le queda tiempo para trabajar para la Asociación para la Lucha Contra las Enfermedades del Riñón (ALCER) y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Y todo sin dejar nunca de sonreír.

¿De verdad comemos tan mal?
— Sí. De hecho la semana pasada salió en las noticias que comer mal ya es la principal causa de muerte evitable, por encima de el tabaco. Comemos más y peor de lo que pensamos. La gente no es consciente de la importancia que tiene comer bien para prevenir enfermedades y mantener un buen estado de salud.

¿Es posible hacer dieta y ser una persona sociable? Es decir: respetar las tradiciones, salir a cenar con amigos, algún gintonic...
— Para empezar no me gusta la palabra dieta, y eso que soy dietista–nutricionista. La palabra dieta puede tener connotaciones negativas. No debemos hacer dieta, debemos aprender a comer bien. Y en el comer bien, y tener una alimentación sana y equilibrada, perfectamente cabe comer panades y robiols en Semana Santa o salir a cenar con amigos los sábados. Una cosa no quita la otra.

Comer bien sin arruinarse, aprovechando las ofertas del súper, es complicado...
— La hora de ir al súper es clave. Actualmente encontramos tanta oferta que hacer la compra puede ser una odisea y al final incluso terminar comprando un producto no aconsejado –con gran cantidad de azúcar o sal y probablemente más caro– pensándonos hacer lo correcto. Mi consejo es siempre tomar alimentos de temporada. Ahora es temporada de naranjas, fresas, alcachofas, espárragos, etc. Entonces esos productos siempre serán más económicos que no comprar melocotón o sandía o berenjena, por ejemplo. Hay que llevar a cabo una alimentación sostenible, consumiendo producto de temporada y local. ¿Qué es más caro un paquete de garbanzos o un paquete de salchichas? Comer bien, por tanto, no tiene porque ser caro.

Esto del comer sano se ha convertido casi en una religión. ¿Existen los milagros? ¿Y los falsos profetas?
— Cada temporada salen mitos nuevos y dietas de moda. Lo importante es pedir consejo y ayuda a los profesionales cualificados. Si cuando le duele una muela va a un dentista, ¿por qué cuando quiere adelgazar o tiene algún problema con la alimentación todo el mundo te aconseja sobre lo que debes hacer o salen ‘expertos’ incluso de debajo de las piedras? Si se necesita ayuda con la alimentación hay que acudir a un dietista–nutricionista titulado, que es el profesional experto en la materia que desmontará mitos alimentarios y le aconsejará correctamente cómo debe ser su alimentación sin dietas raras o productos milagro.

¿Cuáles son los errores comunes que cometemos cuando quedan dos meses para verano y el traje de baño nos aprieta mogollón?
— Ahora que empieza el buen tiempo queremos arreglar en dos meses lo que no hemos hecho en diez. No se puede bajar diez kilos en un mes. No es lo correcto. Como he dicho antes, hay que aprender a comer bien, hay que romper con rutinas erróneas y adaptar nuevos hábitos más saludables. Hay que hacer una reeducación alimentaria y esto no se consigue en dos meses. Hay que cambiar el chip y mantenerlo durante todo el año, no sólo los meses previos al verano.

El camino de la dieta sana, ¿se anda mejor solo o acompañado?
— Acompañado. Siempre. Dieta y ejercicio físico siempre van de la mano. A cualquier edad se debe hacer actividad física de manera regular. A mi me gusta trabajar en equipos multidisciplinares donde se pueda dar asesoramiento desde todos los puntos para que la persona realmente cuide de su salud. Tanto si se quiere adelgazar como si se padece una enfermedad renal o un cáncer por ejemplo, está totalmente demostrado que la dieta junto con el ejercicio físico ayudan a mejorar el estado de la persona y a lograr mejores resultados.

Nos encantan los buenos restaurantes, pero los periodistas comemos fatal. Para no abundar en el desastre, ¿de qué cinco alimentos, periodistas y gente normal, deberíamos dimitir?
— Como he dicho antes, ir a comer fuera no tiene porque ser un problema y menos si es un buen restaurante. Hay que saber disfrutar de la comida y de esos momentos. Pero si por trabajo o por cualquier otra circunstancia se suele comer fuera entonces hay que vigilar principalmente los alimentos fritos, las salsas, los dulces y los refrescos, así como no abusar de las cantidades.