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Cuando todavía muchos pueblos no habían despertado, Artà ardía en fiesta. Poco antes de las 8 de la mañana, las calles se iban llenando de vecinos que desafiaban al frío para entregarse a Sant Antoni, una de las festividades más sentidas y queridas por los artanencs. Sin entrar en el debate de donde tiene más adeptos el santo –para no quemarnos–, lo que se puede asegurar es que el de Artà cuenta con la ventaja de ser el primero del día en salir.

Este año, la Casa del Trull era en la Plaça del Conqueridor, en Ca l’Obrer Mossèn Joan Servera. Mientras iba acercándose una multitud hasta la plaza, en el interior de la vivienda estaban reunidos en torno a una mesa los obrers, los familiares y los miembros del Consistorio, que daban cuenta de una buena merienda, entre goig i goig, para coger fuerzas porque el día se aventuraba muy largo.

Entretanto, casi bajo secreto de sumario, en una habitación en el primer piso, en Xisco Mosca (que se estrenó el año pasado continuando con la saga) y en Biel Ferriol, se metían en la piel de los dos dimonis artanencs para bajar a los infiernos y enfrentarse a centenares de vecinos que coreaban sus nombres con entusiasmo y esperaban los primeros acordes oficiales del tataxin tataxin tataxin. Ya fuera de emoción o de nervios, los dimonis, antes de ponerse la careta, temblaban y marcaban los pasos que después interpretarían ante una multitud ardiente y deseosa de fiesta.

A las 9 horas estaba prevista la primera salida de la Casa del Trull para ofrecer el primer baile. Y fueron, como cada año, muy puntuales. Las primeras notas desataban la locura, los santantoniers saltaban (gabellí el qui no boti) y los dos dimonis bailaron poco más de un minuto dejando a todos con ganas de más. Y es que los que conocen la fiesta de Artà saben que es un día de atarse bien los zapatos, correr a toda prisa de un sitio a otro si se quiere seguir la comitiva infernal y vivir cada minuto con intensidad.

Acapte

A partir de este momento se iniciaba un largo recorrido de los dimonis acompañados de los músicos por las calles de la localidad en lo que se conoce como l’acapte donde se van recogiendo los obsequios que se van donando. Año tras año, la comitiva se vuelve más numerosa. Uno de los ingredientes esenciales, sin ningún lugar a duda, son las herbes o la mistela que desde primera hora de la mañana ya calienta los ánimos de los santantoniers. Es habitual que en todas las casas se preparen ensaïmades o coques dolces amb sobrassada para invitar a los vecinos a reponer fuerzas.

Colegios

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Una de las primeras paradas se hace en el colegio de Na Caragol donde en las aulas desde primera hora hay una gran expectación. En los pasillos, colgados de las paredes, destacan los dibujos de dimonis que los escolares han ido realizando estos días para ambientar la escuela y entrar de lleno en el significado de estas celebraciones. Los profesores habían avisado a los niños de que tendrían una visita muy especial. Y mientras la esperaban no dudaron en cantar las canciones y salir a interpretar el baile como si den Mosca y den Ferriol se tratara.. Y es que el sentiment de esta fiesta empieza a vivirse desde la infancia. En Artà se crece con esta tradición que es casi sagrada.

Sobre las 9.30 horas llegaban hasta la zona escolar los dimonis. Entraban en las aulas y ni con el bastón consiguieron ‘atemorizar’ a los más pequeños que no dudaron en gritar su nombre. Antes de continuar con el recorrido hicieron un baile en el patio de Na Caragol.

Patrón

Cada pueblo sigue un patrón diferente. Y en Artà la tradición manda vestir camisa blanca y pañuelo rojo y esto se respeta cien por cien, incluso los que vienen de fuera que cada año son más. Sobretodo los más jóvenes que no quieren perderse estas celebraciones que se viven de manera diferente en cada pueblo. Todos saben muy bien las canciones santantonieres por lo que sin duda son un buen acompañamiento para los músicos.

Residencia

El recorrido siguió por el centro y donde cada año les esperan con mucha ilusión es en la residencia. Los usuarios del centro salen al patio para disfrutar de los bailes. El patio se llenó de gente que quisieron estar junto a sus mayores. Pasadas las 10 horas hacían la entrada triunfal y el personal de la residencia no se libraron de salir al centro a bailar junto con los dimonis.

Tras esta parada se continuó con el recorrido. Se hizo la parada a la hora de comer pero los actos continuaron. A las 19 horas tuvo lugar uno de los actos más multitudinarios como son las Completes, donde aquí sí que son artanencs los que se reúnen en la iglesia para interpretar las canciones más sentidas dedicadas al santo. Al finalizar el acto, tuvo lugar la encesa de foguerons. Continuaba la fiesta, algunos ya estaban cansados y se retiraron, pero los más valientes continuaron con las canciones y las cenas junto al fuego.