Concentració de treballadors de CEMEX davant la fàbrica de Lloseta Concentració de treballadors de CEMEX davant la fàbrica de Llo | Antoni Pol

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Cemex comienza este lunes el proceso de negociación del expediente de regulación de empleo (ERE) planteado para los alrededor de 200 trabajadores de las dos fábricas de cemento que cierra en España, la de Lloseta y Gádor (Almería).

El inicio de la negociación tendrá lugar con la constitución de la mesa de negociación con los sindicatos, que se extenderá durante treinta días.

Cemex planteó a mediados del pasado mes de octubre el cierre de dos de sus siete plantas de cemento en España y la presentación de un ERE para sus trabajadores ante la «drástica y continuada caída de la demanda de cemento en el país».

El ajuste, que coincidió en el tiempo con los anunciados por Vestas y Alcoa, también se achacó al «incremento de los costes de operación, fundamentalmente de combustibles y la electricidad, al cambio de la normativa europea de CO2 y a la pérdida de competitividad en los mercado internacionales».

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La multinacional mexicana ratificó su intención de acometer esta reestructuración en el país a pesar de aceptar participar en una mesa de trabajo con el Ministerio de Industria y los sindicatos para buscar alternativas industriales para sus plantas y recolocaciones para sus trabajadores.

La mesa concluyó a finales de diciembre con la localización de varios posibles proyectos para ambas instalaciones. Para la de Lloseta se han identificado ocho proyectos, de los que sobresale el denominado 'Power to Green Hydrogen Mallorca', una iniciativa de Enagás, Acciona y la propia Cemex para levantar la planta de hidrógeno renovable más grande de Europa, mediante un parque fotovoltaico, para su uso como combustible de transporte.

Por el momento, y a la espera de eventuales recolocaciones en los proyectos que finalmente cristalicen, Cemex aborda desde este lunes el proceso de ERE para los trabajadores de las dos fábricas.

Se trata del segundo ajuste que acomete en el país, cinco años después del que abordó entre 2012 y 2013, en plena crisis, que supuso recortar 436 empleos y la venta de una fábrica de Barcelona.