Jornada de voluntariado en la finca de Son Pons. | Archivo

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Hace tiempo que los expertos advierten de la importancia de las abejas y otros insectos polinizadores para la agricultura y la biodiversidad, especies amenazadas por otras especies invasoras, por el cambio climático y también por el abuso de productos tóxicos (plaguicidas y herbicidas).

La Fundación para la Conservación de la Vida Silvestre Mediterránea ha creado en la finca de Son Pons en Campanet un santuario para las abejas con el que quiere contribuir a frenar el evidente retroceso de la población concienciando además al público general de una problemática que nos toca de cerca a todos.

Para la creación del jardín aromático educativo la fundación ha realizado tres intensas jornadas de voluntariado desde septiembre en las que ha participado más de 60 personas.

En el jardín se ha plantado melisa, tomillo ibicenco, orégano y brezo de plantel, rúcula y borraja de semilla y se ha instalado además una colmena de observación, situada a solo unos metros del hotel de insectos, con la idea de que sea ocupada por las abejas y sirva como una herramienta de aprendizaje. Tiene unas puertas que se pueden abrir para observar a través de un vidrio, con total seguridad, lo que pasa en su interior.