La aparición de peces muertos en la desembocadura se repite casi cada año. | Antoni Pol

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La falta de oxígeno en el agua es la causa principal que ha provocado que a principios de esta semana apareciera un elevado número de peces muertos en la desembocadura del torrente de Son Bauló, que se encuentra en el núcleo costero de Can Picafort (en el municipio de Santa Margalida). Este fenómeno se produce casi cada verano debido a las altas temperaturas y las olas de calor.

El alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, explicó que «con el calor, el agua se evapora y se producen las muertes de estos peces». El problema radica en que, durante el verano, el torrente de Son Bauló no se conecta con el mar y no se regenera el agua, por lo que el Ajuntament, en coordinación con la Conselleria de Medi Ambient, decidió el pasado martes abrir un canal que comunique el mar con el torrente y así permitir la entrada de oxígeno. Durante los meses de invierno, el torrente sí desemboca en el mar.

Pero además de esta falta de oxígeno, el alcalde Monjo también apunta a la «proliferación de microorganismos que pueden provenir del vertido de agua poco depurada o sin depurar que realiza alguna gente al torrente en lugar de tirarla al alcantarillado municipal». Según Monjo, la proliferación de estos microorganismos ayudarían en gran medida a reducir los niveles de oxígeno en el agua, por lo que los peces del torrente padecen las consecuencias.

Desde el servicio de protección de especies de la Conselleria de Medi Ambient del Govern apuntaron que este hecho «ocurre cada año cuando hace mucho calor. Debido a las altas temperaturas el agua pierde oxígeno». Las mismas fuentes oficiales no compartieron la versión de Monjo de que se vierta agua mal depurada o con falta de oxígeno al torrente de Son Bauló. Indican que la causa de este fenómeno es por la falta de oxígeno en el agua, pero no porque esta agua esté en malas condiciones.