Un vendedor: «No estamos satisfechos, básicamente nos llegan ‘turistas de pulsera’ y estos apenas compran» | Antoni Pol

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A pesar del alud de turistas que lo visitan y recorren cada miércoles, los vendedores del mercado de Sineu no están satisfechos con las ventas. «No estamos contentos: viene gente, pero son turistas de pulsera y no compran. Y los mallorquines vienen cada vez menos», se queja uno que desde hace una docena años tiene puesto en la plaza.

La opinión no es unánime entre los placers y cada uno expone sus matices, pero la inmensa mayoría acusa una bajada de ventas, especialmente esta última primavera. «Es cierto que sigue llegando mucha gente, pero a mediodía ya no queda nadie», dice un placer que opera en la plaza. «Sí vienen turistas, pero ya no compran», añade Tomeu, otro vendedor que regenta un puesto de ropa también en la plaza.

En una parada vecina se ofrecen bandejas con raciones de fruta a 3 o 4 euros para ser consumidas in situ. La placera admite que antes dirigía el producto a los residentes, pero «han bajado» y ha optado por reorientar su negocio hacia los turistas. En la plaza y alrededores apenas queda media docena de vendedores de fruta y verdura tradicionales. Por contra, las terrazas de los bares han ganado superficie.

Autocares

Rosana, otra vendedora que tiene un puesto de ropa en la calle Major, atribuye la bajada de ventas a que «los autocares marchan más temprano». «Antes quedaban hasta las 14 horas, pero ahora se van bastante antes», indica. «Esta primavera ha sido muy floja», expone Rafel Oliver, un portolà que vende utensilios de barro. «Los jóvenes ya no vienen», añade. En el otro extremo, el testimonio de Maria Antònia Bauzà, vendedora de verduras que dice que «va beníssim», con «clientes de todo tipo».

El Dimecres cuenta con cerca de 350 vendedores. En años anteriores llegaban hasta 90 autocares con turistas en un día, pero ahora son menos, explica la regidora de Mercat, Magdalena Genovart. «Ciertamente, los placers se nos quejan de una bajada de ventas los últimos meses. Nos tememos que la avalancha de turistas ha hecho que el turista que busca un producto más selecto y genuino, así como los mallorquines, se eche atrás».

«La masificación que el Dimecres ha experimentado los últimos años quizás no nos ha beneficiado», añade.