El equipo, trabajando en la fosa el pasado 5 de julio. | Antoni Pol

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Las tareas arqueológicas en la fosa de Alaró continuarán paradas hasta otoño, después de que el pasado sábado se tuvieran que detener porque las condiciones de trabajo suponían un riesgo para el equipo.

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Los trabajos se iniciaron el 2 de julio en busca de los cuerpos los restos del exalcalde republicano de Mancor de la Vall, Pau Crespí Villalonga, y los de su hijo, Onofre Crespí Riera, asesinados supuestamente por un escuadrón falangista el 20 de octubre de 1936 en la costa de Tofla, en la carretera que discurre entre Alaró y Lloseta.

Actualmente la labor se centraba en el pozo, llegándose a los cinco metros de profundidad. Sin embargo, los técnicos de Aranzadi han decidido retomar la búsqueda en otoño, cuando se haya montado una infraestructura específica para garantizar la seguridad de las personas que intervienen en la campaña.