Antoni Gelabert ‘Mariner’. Su cuerpo fue hallado sin vida a mediados de enero en el Valle de Trápaga, Vizcaya. | Sa Plaça

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Extraña reacción en Sineu ante la inesperada muerte del polifacético artista Antoni Gelabert ‘Mariner’, a mediados de enero, en un camino junto al lago Blondis, en el término municipal de la localidad vizcaína de Trapagaran. En lugar de lamentar públicamente su desaparición, Sineu parece haber quedado atónito ante la pérdida.

El cuerpo sin vida de Toni ‘Mariner’ (Sineu, 1940 - Valle de Trápaga, 2018) fue hallado el 16 de enero por un ciudadano que paseaba por la zona. Le practicaron la autopsia, que concluyó que había muerto por causas naturales, según informó la prensa vasca.

‘Mariner’ destacó por su obra en hierro. Expuso en Inca –en el claustro de Sant Domingo aun está expuesta su escultura Cor obert–, Alcúdia o sa Pobla, por ejemplo. Colaboró en varias iniciativas y exposiciones de la revista Sa Plaça. En un obituario aparecido en esta publicación, la periodista Antònia Coll lo recordaba como «una persona inquieta desde su juventud, crítico con el régimen establecido, que colaboró con grupos de izquierdas para impulsar un cambio político en su pueblo, además de tomar parte en diferentes iniciativas y curolles culturales».

En Inca, una obra suya titulada No a la guerra fue censurada por el alcalde Pere Rotger, hecho que le llevó a vetar la ciudad en su obra, si bien más adelante hizo las paces con la institución. Hay que destacar también su obra fotográfica y audiovisual en Súper 8, de la que hay que mencionar la filmación Serenísima (sobre el convento de las monjas jerónimas).

El entorno de amistades de ‘Mariner’ reconoce que el pueblo ha reaccionado de manera un tanto extraña a su muerte. «Creo que nos ha cogido tan desprevenidos que todavía no hemos reaccionado», indicó Jaume Ferriol ‘Curolla’. El escritor Biel Florit ‘Sabateret’, que le dedicó un poema, se expresó en términos similares y echó en falta un reconocimiento público al escultor. El investigador local Joan Vanrell añadió que «me sabe mal que no haya ni una sola escultura suya expuesta en Sineu».