Aunque el gallo es desde 1897 el trofeo que recibe la persona que corona el Pi de Sant Antoni en la Plaça Vella, el animal no está a la vista, sino oculto en el interior de una cesta. | Jaume Morey

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El joven o la joven que el próximo 17 de enero trepe hasta la punta del Pi de Sant Antoni en la Plaça Vella de Pollença no encontrará un gallo vivo en el interior de la cesta que lo corona. El alcalde de Pollença, Miquel Àngel March, cumple el compromiso que asumió en febrero de 2017 ante el pleno municipal (para satisfacción de Alternativa y en contra del criterio de buena parte de sus regidores) y garantiza que el próximo 17 de enero no habrá un gallo vivo colgado del pino.

Lo que queda aún por decidir es si la persona que lo corone recibirá con posterioridad un gallo vivo en un nuevo acto institucional o si recogerá una figura artesanal que mantendría la simbología del gallo. Así lo explicó este miércoles el alcalde de Pollença, Miquel Àngel March, que asegura que la decisión final sobre dicho obsequio se dará a conocer antes de la fiesta.

«Puedo decir que no habrá gallo colgado del pino, aunque sí se mantendrá el simbolismo del gallo en la fiesta», dijo Miquel Àngel March. El alcalde confirmó también que el Ajuntament de Pollença ha tenido que afrontar una multa de 1.500 euros por la presencia del gallo vivo durante la celebración de Sant Antoni 2017. «El chico que subió dejó caer la cesta con el gallo a un tejado vecino, la Guardia Civil subió, levantó acta y eso ha derivado en una multa de 1.500 euros», dijo March.

Preguntado sobre si este año han recibido una nueva advertencia por parte de la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca, March explicó: «Cada año la Conselleria nos informa de que los animalistas han avisado del uso de un animal vivo en la fiesta en contra de lo que marca la ley».