Los visitantes tuvieron la oportunidad de probar la sobrasada que hacen las tres fábricas de Sineu. | Antoni Pol

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Los ribells llenos de pasta de sobrasada y las perxes con longanizas y enfilalls de botifarrones, camaiots y demás embutidos volvieron a tomar ayer los puestos de la Fira de Sant Tomàs, la feria que Sineu dedica a la matanza del cerdo. Hubo carne procesada y hubo porcs grassos, pero esta vez no hubo Mostra de Matances.

¿El motivo? La normativa sanitaria vigente lo impide. «El Govern ya nos denegó el año pasado el permiso para hacer las matances», recordó la regidora de Fires, Magdalena Genovart. Pese a tratarse de una feria menor –la verdadera Fira de Sineu es la de mayo–, un centenar de vendedores montaron paradeta y un número no desdeñable de visitantes acudió al evento.

El puesto que más colas registraba era el del Ajuntament, que ofrecía rebanadas de pan con sobrasada frita acompañadas con un vaso de vino. El concurso de porcs grassos, que este año contó con la participación de nueve ganaderos, todos locales, también despertó la curiosidad de la gente.

En el centro de la plaza, la agrupación Brot d’Alfabaguera animó la mañana con bailes tradicionales. La feria coincidió con el mercadillo navideño, en el que podían encontrarse productos artesanos típicos de estas fechas.