Las ‘paradetes’ en las que solo se vendía miel y sus derivados constituían el núcleo de la feria. | M. À. BORRÀS

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Si de los panales se extrajera miel únicamente, la feria de Llubí quizás sería algo limitada. Pero la miel puede servirse en varios formatos –en bote, en panal...– y ofrece un sinfín de derivados, propóleos, la jalea real, el polen, la cera...

Todos estos productos se vendían en la Fira de la Mel, que esta año alcanzaba la mayoría de edad con su 18ª edición. El núcleo de la fira lo constituía una quincena de paradetes dedicadas a la miel y a sus derivados exclusivamente.

Uno de los vendedores era Bartomeu Gual, que fabrica miel con la marca ‘Mel de Son Frare’ en Petra. Vendía miel de algarrobo, puesto que ya ha agotado la de primavera (8 euros el bote de medio kilo), miel en panal y cera, tanto en lámina como para vela.

Como en años anteriores, los visitantes tuvieron la oportunidad de degustarla cruda, acompañada de sobrasada sobre una tostada de pan o macerada en licor, por ejemplo.

Investigadores de la Universitat montaron también un puesto sobre la avispa asiática que informaba de los riesgos que entraña su expansión por la Isla y en el que se podía aprender a diferenciarla de la autóctona. Destacar también la mesa redonda con la presencia de los últimos cinco alcaldes sobre los 18 años de feria.