Prácticamente ante cada vivienda había una ‘taulada’ de gente cenando ‘fideus’. | M. À. Cañellas

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Cerca de 20.000 personas, según cifras facilitadas por el Consistorio, cenaron este viernes a la fresca, en la calle, en Binissalem, de fideus de vermar: fideos con cordero y con una pizca (o dos o tres) de picante.

El sopar a fresca de sa Vermada es uno de los actos más participativos de las fiestas de Binissalem. Casi todas las calles del pueblo permanecieron cortadas al tráfico desde las cinco de la tarde (para que los vecinos pudieran montar las mesas, engalanar la calle, etcétera) hasta medianoche.

La Policía Local informó de que se habilitaron media docena de solares de las afueras como aparcamiento y otros tantos en el interior del núcleo para los vecinos. Además, SFM fletó servicios especiales de tren que enlazaron con Palma e Inca hasta las 3 de la madrugada.

El sopar a la fresca de este año contó con un acto insólito: la boda de un vecino de Binissalem y su pareja, oficiada por el alcalde poco antes de que se diera el sus a la cena y con el novio vestido de trepitjador.

Este sábado llega el desfile de carrozas (a las 17 horas) y el domingo la misa con la ofrenda del most novell a la Mare de Déu de Robines.