El precio del kilo de uva se ha disparado en los últimos diez años según la variedad y la zona de la viña. | Guillem Mas

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El precio del kilo de uva se ha disparado estos últimos años a causa de la alta demanda y por la proliferación de bodegas que a día de hoy llegan a las setenta. Si hace diez años el precio rondaba los 0,90 euros, actualmente, y según la variedad y la calidad de la vid, se puede llegar a pagar 1,30 euros.

La escasez de uva ha reventado el mercado y desde hace unos años en Mallorca se paga el kilo de uva mucho más caro que en zonas de prestigio del Estado español. La situación también ha provocado que, año tras año, las bodegas vayan sembrando su propia viña para no tener que depender en gran medida del propio mercado.

Aunque nadie se atreva a calificar esta circunstancia como una ‘burbuja’ que podría explotar, los bodegueros coinciden en que el aumento desorbitado del kilo de uva repercutirá en el precio de venta de los vinos elaborados en la Isla. Y es que esta situación, como todas, tiene su parte positiva y negativa. Por una parte, el cultivo de vid se ha afianzado como el más rentable del sector agrario pero también supone un aumento del precio del vino y las dificultades añadidas a la hora de afrontar su exportación.

El presidente de la Denominación de Origen Binissalem, José Luis Roses, afirma que «el precio también depende del tipo de contrato que se tenga con el propietario, la variedad de uva y el tipo de viña, pero aquí hace tiempo que pagamos el kilo mucho más caro, casi el triple, que por ejemplo en La Rioja. No podemos competir con la Península». En este sentido reconoce que «no hay que volverse loco con el precio del kilo de uva pero es un tema que arrastramos, el año pasado con la sequía y este año con la alta demanda».