La carretera que une Llubí y Santa Margalida, en una foto de 2007. La calzada es estrecha y el arcén casi inexistente. | Maria Nadal

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La Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de es Blanquer, situada entre Maria y Santa Margalida y motivo de enfrentamiento entre cazadores y el Govern, obliga a replantear el proyecto de reforma de la carretera que enlaza Llubí con Santa Margalida.

La reforma de esta carretera es una vieja reivindicación de los margalidans, que para desplazarse en coche hasta Inca deben viajar por dicha carretera –cuya calzada es estrecha, con varias curvas y sin apenas arcén– o bien tomar la carretera de Muro, una opción que les obliga a dar un rodeo.

La reforma prevista por el Consell contempla el ensanchamiento de la calzada con el fin de dotar a la carretera de un arcén de 1,8 metros. Previsiblemente, también se eliminarían algunas curvas o se abriría su ángulo.
Fuentes del departamento de Carreteres del Consell informaron que en breve se adjudicará el servicio de asistencia técnica para redactar el proyecto de reforma, que salió a concurso por 67.500 euros. El nuevo proyecto tendrá que tener en cuenta las limitaciones que impone la normativa europea respecto a las zonas protegidas.

El alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo, sostiene que la consellera insular de Territori, Mercedes Garrido, le indicó en una reunión reciente que la ZEPA no solo hacía «replantear» la reforma, sino que «la ralentizaría». Monjo asegura «estar mosca» con el Govern y el Consell, «ya que no mejoran ninguna infraestructura del municipio y solo gastan el dinero del presupuesto en ‘mistos de fer pets’».

Las zonas ZEPA buscan proteger a las aves. Proteger las áreas en las que nidifican algunas aves es una obligación establecida por la Unión Europea.