Además de los cipreses que deberán eliminarse, en el cementerio también hay otros árboles, arbustos y especies de jardín que han crecido de forma desordenada. Una ordenanza regulará las especies que se pueden plantar.

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Con motivo de la puesta en marcha de una nueva ordenanza para la conservación y protección del cementerio municipal se ha detectado que algunos de sus árboles más grandes, la mayoría cipreses, están enfermos, tienen el tronco en mal estado o bien sus raíces afectan directamente a algunas sepulturas de valor patrimonial. Por este motivo la última comisión municipal de Patrimonio, tras valorar todas las posibilidades, ha dado el visto bueno a la tala de varios de estos árboles centenarios por representar una amenaza para la integridad del patrimonio funerario.

Así lo ha admitido el alcalde, Jaume Servera (Més), que ha informado que se deberán eliminar «al menos tres grandes cipreses por tener el tronco muy afectado por insectos xilófagos, o bien porque sus raíces están dañando sepulturas cercanas y además han levantado el suelo, con el peligro que esto supone para las personas que circulan por el camposanto». Pero este no es el único problema. Según Servera «las compañías de seguros ponen problemas para subscribir pólizas o para hacerse cargo de los daños ocasionados a personas o estructuras».

Según los técnicos del Ajuntament de Sóller, en la zona de tierra o fosa común «durante décadas la gente ha ido sembrando arbustos y plantas leñosas sin ningún tipo de orden y muchas de ellas se han convertido en árboles llegando incluso a crecer, literalmente, sobre las tumbas o invadiéndolas con sus partes subterráneas».

La nueva ordenanza prohibirá sembrar fuera de macetas y también las intervenciones de particulares sobre los elementos funerarios, exigiendo en algunos casos la contratación de un restaurador profesional. También se limitaran productos o técnicas de limpieza agresivos.