El número de especies más propias de agua dulce disminuye en s’Albufera y, en cambio, sube el de aves más propias de aguas saladas. | Redacción Digital

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Un total de 8.648 aves acuáticas han pasado este invierno por s’Albufera de Mallorca, según el recuento efectuado a mediados de enero. Esta es una cifra sensiblemente superior a la registrada en 2016, en que sólo se contabilizaron 6.405 aves, y que supuso el mínimo histórico de los últimos veinte años.

No obstante, el recuento de este año queda todavía lejos de las 14.000 y las 17.000 aves contabilizadas en 2010 y 2011, dos años de récord. Desde entonces, el número de aves había bajado año tras año. Esta escasez es atribuible al deterioro –o transformación– que ha venido sufriendo el humedal.

La evolución de la focha común (Fulica atra; fotja, en catalán) ilustra la transformación mencionada. Este 2017 únicamente se han contabilizado 249 ejemplares, lejos de los 1.600 y 1.800 de 2010 y 2011 y aun más de las 3.500 avistadas en años anteriores. Maties Rebassa, el director del parque natural, explicó que la focha, al tratarse de un ave que vive en agua dulce, de muy buena calidad y con abundancia de macrófitos (plantas acuáticas), «es un muy buen indicador» de la calidad del ecosistema albuferer.