Francesc Mateu, Miquel Àngel Borràs, Pere Andreu Canals y Miquel Cabot. | Pere Bota

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Ya están casados y tienen hijos. Hace 12 años quisieron hacer en Bunyola «una fiesta divertida, fácil y de día» y surgió la primera Correguda en Roba Interior. Entre risas hablan de que también «había ganas de enseñar». Ahora ya no hacen la carrera, aunque siguen al frente de la misma controlando el servicio de cervezas. Son Miquel Cabot, Pere Andreu Canals, Miquel Àngel Borràs y Francesc Mateu, amigos de toda la vida.

—¿Cómo fue la primera ‘correguda’?
—Unas 40 personas acudimos al bar Limoix. Allí nos teníamos que desvestir. Para ambientarnos un poco y quitarnos la vergüenza, tomamos unas cervezas y, al salir, había un follón horrible en la puerta. Los municipales nos hicieron salir porque los coches no iban ni para adelante ni para atrás. Íbamos en calzoncillos y fue auténtico. Pensábamos que no iba a participar ninguna mujer y no fue así.

—¿Qué opinó la gente del pueblo?
—A unos les gustó mucho y a otros, nada.

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—A vuestras mujeres, ¿les gustaría que corrierais?
—Sí, claro. Algunas ya participan con nuestros hijos.

—Y mañana vais a reunir a varios cientos de personas...
—Sí, la respuesta de la gente es total. Estamos muy contentos de que se lo pasen bien. La vida no hay que tomársela con tantos reparos. Estamos un poco preocupados de que la 'correguda' muera de éxito. El pueblo tiene un cupo pero, por el momento, mientras vaya así va bien.

—¿Alguna 'correguda' polémica?
—Un año alguien se puso una careta con la imagen del alcalde y con billetes falsos en los bolsillos. Se tuvo que retirar de la carrera. También fue criticada por la gente mayor una persona que corrió vestida de Cristo. A veces parece un carnaval, pero la gente se lo pasa muy bien.

—¿Recibís ayudas?
—Algunos comercios dan premios. Antes nos suponía un gasto de 1.000 euros organizarla porque traíamos nosotros los bidones de cerveza. Ahora, por barra libre de cerveza se pagan cinco euros.