Las familias llenaron este jueves al pleno de Selva para mostrar a los políticos lo «estrechos» que se sienten sus hijos en la escuela. | Elena Ballestero

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«¿Veis lo estrechos que estamos aquí en el pleno? Pues más estrechos están nuestros hijos en la escuela de Caimari.
Los padres y madres, los alumnos y el director de la escuela Ses Roques volvieron a llenar este jueves el pleno municipal para anunciar a los responsables políticos que si el día 12 de septiembre no están acabadas las obras de acondicionamiento para trasladar provisionalmente a los alumnos a Ca ses Monges, no llevarán a sus hijos a la escuela.

«Nos sentimos impotentes, defraudados y enfadados ya que todos vosotros habéis demostrado una falta de interés por solucionar una problemática urgente en Caimari. Nuestro gran problema es que nuestros hijos están en vuestras manos», leyeron los padres en un manifiesto.

El pleno aprobó el presupuesto municipal que incluye una partida de 140.000 euros para sufragar la reforma de Ca ses Monges. Este viernes hay prevista una reunión con el Ibisec en la que el Ajuntament de Selva y los padres negociarán con la Administración autonómica la posibilidad de reducir el proyecto para que su importe sea inferior a 50.000 euros, cosa que agilizaría la contratación de las obras y facilitaría que el edificio estuviera listo para el inicio del curso escolar.

El problema radica en que, para autorizar el traslado temporal a Ca ses Monges, a la espera de construir un nuevo centro escolar (el Ajuntament aún no dispone de un solar adecuado) el Govern exige que el edificio se adapte a la normativa actual obligando a dotarlo de biblioteca y sala de psicomotricidad. Lo irónico es que el actual centro educativo de ses Roques donde los alumnos tendrían que iniciar el curso si no está listo Ca ses Monges, no solo no dispone de esos espacios sino que los niños están hacinados, hay barreras arquitectónicas, ratas y problemas importantes de seguridad.