Los niños y niñas practican juegos y deportes.

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El centro de educación especial Joan XXIII de Inca ha sido el primero de Mallorca que ha puesto en marcha el programa internacional Jóvenes Atletas (Young Athletes Program, YAP en inglés). Se trata de un proyecto de entrenamiento, que nació en 2012 como experiencia piloto en la Universidad Jaume I de Castellón pensado para los niños y niñas con discapacidad intelectual de entre 2 a 8 años para fomentar su crecimiento físico y mental.

Promovido por Special Olympics y patrocinado por la Fundación Laurens, el Joan XXIII lo ha llevado a cabo durante 10 semanas, del 31 de marzo al 23 de junio, y han participado un total de 16 niños y niñas con estas edades.
Como clausura del programa, el pasado 16 de junio se realizó una demostración conjunta con los centros Mater Misericordiae de Palma y Aproscom de Manacor, que también han desarrollado esta iniciativa. En el acto los niños mostraron los progresos adquiridos durante este tiempo, además de la entrega a los jóvenes atletas de una medalla por los logros conseguidos en el programa.

Variedad

Pilar Ríos, responsable deportiva del centro Joan XXIII desde hace más de 25 años, advierte que hay gran variedad de casos en el grupo participante del YAP.

«Hay niños que motóricamente no tienen dificultades y a los dos años pueden correr e incluso chutar una pelota, pero hay otros que tienen cinco años y no pueden ni andar. Hay diversidad de casos y cada uno es diferente. Por ello, intento establecer distintas estaciones en el circuito, con actividades y juegos diferentes que se adapten a cada situación», explica Ríos.

Jóvenes Atletas consiste en un itinerario de ocho pruebas distintas que estimulan las funciones elementales de los niños. El objetivo, como indica la educadora, es «trabajar las capacidades motoras y destrezas físicas básicas de los pequeños de una forma lúdica, a la par que introducirlos en el deporte reglado».

Desde el centro de educación especial Joan XXIII se valora muy positivamente la realización del proyecto, por lo que se confía en poder continuar desarrollándolo el próximo año, aunque con algunos cambios. «Queremos seguir adelante con el programa, pero sería mejor hacerlo los dos primeros trimestres en vez de en verano, porque algunos niños no han podido asistir los últimos días porque los padres, la mayoría de los cuales trabajan en hostelería, no han podido acompañarlos. Hay que adaptarse a todo y a todos», señala Ríos.