Comienza la vendimia en la DO Binissalem, con la recogida de la uva en Tianna Negre y Ca sa Padrina. | Efe

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Si hace unos años casi todas las nuevas plantaciones de viña en la Denominació d’Origen Binissalem correspondían a variedades foráneas, en los últimos años se vive un cambio de tendencia que arroja ya cifras favorables para las viñas locales, especialmente Manto Negro y Moll, variedades que marcan la singularidad de nuestros vinos.

«Acabamos de llegar de Madrid Fusión y se confirma la nueva tendencia, lo que se pide a nivel nacional son vinos singulares elaborados con variedades autóctonas», explica Marga Amat, gerente de la DO Binisalem.

El peso de las variedades autóctonas ha aumentado en 2015 respecto al año 2014. Manto Negro, que en 2014 suponía un 36 por ciento del total de variedades negras, se sitúa ya en un 42 por ciento, siendo la mayoritaria, y la misma tendencia se observa en la variedad blanca Moll, que pasa del 54 por ciento en 2014 al 57 por ciento de entre las variedades blancas en 2015.

La nueva tendencia, que comenzó en 2013 con la inscripción de 2,41 hectáreas de Gorgollasa y 0,46 hectáreas de Moll, se ha incrementado en los dos últimos años incorporando las variedades Manto Negro, Callet y Giró Ros.