Imagen de la Albufera. | Xesca Serra

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La población de la focha común (fotja) y del azulón (cap blau) se ha reducido drásticamente en la Albufera de Mallorca, pasando la primera de 3.500 ejemplares en 1999 a menos de 400 en los últimos tres años.

Ambas son especies que requieren de agua con poca salinidad y contaminación que deje crecer las plantas de las que se alimentan, por lo que son excelentes bioindicadores de los ecosistemas de aguas dulces y de calidad, como los que deberían darse en la Albufera de Mallorca. Los ecologistas han dado la voz de alarma.

Ineficacia

Uno de los principales problemas es el ineficaz tratamiento de las aguas residuales urbanas de muchos municipios de Mallorca que acaban llegando al parque a través de los torrentes de Muro y, especialmente, de Sant Miquel. No es un problema único.

Los ecologistas advierten de que «no se dispone de una estrategia de gestión hídrica que garantice el caudal ecológico mínimo de la Albufera controlando las extracciones de agua de su cuenca. Falta una política de control y disminución del uso excesivo de fertilizantes en el entorno de la zona húmeda. No se aborda con esfuerzo suficiente el problema de la disminución de la calidad del agua causado por la población exótica de carpa que prolifera en el parque y tampoco se cuenta con un sistema de control periódico suficiente de la calidad de las aguas y la biodiversidad».

El GOB advierte de que «desde el año 2012 el parque no cuenta con personal encargado del seguimiento hídrico y biológico» y advierte de que un control periódico suficiente es «imprescindible para registrar los cambios ambientales y poder actuar».

La Direcció General d'Espais Naturals i Biodiversitat comienza a tomar medidas correctoras. De momento se ha dragado uno de los canales junto a las fuentes de Sant Joan para mejorar el flujo del agua y se estudia la viabilidad de implantar filtros verdes (marismas artificiales) junto a las depuradoras, similares a los que se utilizan en Valencia.