Centenares de jóvenes y vecinos se han volcado con la fiesta, ataviados con sus camisas blancas y pañuelos rojos. | Joan Socies

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Sin duda en Artà la fiesta de Sant Antoni se vive y se respira a primer hora de la mañana, desde que los dimonis empiezan la celebración con su salida para realizar la acapta por el pueblo. La Casa del Trull, este año correspondiente al obrer mossèn Joan Servera, se ha convertido en el punto de partida de una fiesta que se prolonga hasta la madrugada.

Centenares de jóvenes y vecinos se han volcado con la fiesta, ataviados con sus camisas blancas y pañuelos rojos, viviendo la magnitud de la fiesta, detrás de los dos dimonis que interpretan su danza por las calles al son de la Banda de música de la localidad.