Varios clientes comprando pescado este miércoles en el punto de venta directa de la cofradía de pescadores de Alcúdia.

TW
7

Mientras los pescadores de Palma tratan de conseguir los permisos de la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca para poder vender sus capturas en el puerto sin necesidad de pasar por la lonja, en la Part Forana son siete las cofradías que ya han obtenido la correspondiente autorización.

No es oro todo lo que reluce. De las cofradías autorizadas en la Part Forana solo tres (Alcúdia, Andratx y Capdepera) practican la venta directa diaria y lo hacen a costa de alargar sus intensas jornadas laborales (se levantan a las cuatro de la mañana) hasta cerca de las 20.00 horas. A cambio, obtienen un beneficio que ronda el 10 por ciento del total de venta diaria (apenas un 10 por ciento de sus capturas).

Las cofradías más pequeñas, a pesar de disponer de los permisos, ven complicado afrontar la inversión necesaria para hacerse con las máquinas de refrigeración y almacenaje y los sistemas informáticos para cumplir con los requisitos oficiales, así que su venta directa (inexistente en invierno) se limita a algún supermercado local, restaurantes o particulares.

La venta a pie de barca es una práctica bien antigua. Los más mayores recuerdan cómo las mujeres de los pescadores vendían las capturas a su llegada a puerto de una manera completamente natural, pero la burocracia terminó por dejar el sistema fuera de ordenación y, aunque Alcúdia fue pionera al disponer de su propia 'lonja' oficial en diciembre de 2005 (de hecho la cofinanciaron la Autoritat Portuaria y el Govern), lo cierto es que la regulación completa no llegó hasta 2014.

Las cofradías que disponen de permisos de venta directa son Andratx, Pollença, Alcúdia, Cala Rajada, Porto Cristo, Porto Colom y Santanyí. En contra de lo que la mayoría piensa las transacciones en los puntos de venta no se hacen al margen de la lonja de Palma sino que vienen reguladas por los precios finales de la venta de la mañana y se facturan a través de esta. Los pescadores tienen autorización para incrementar el precio de venta de la mañana en la lonja hasta un 30 por ciento. Al precio de venta al público hay que descontarle el pago de los correspondientes impuestos y tasas (en la lonja el precio es neto y en puerto bruto) por lo que la ganancia se reduce.