Sóller debe buena parte de su desarrollo turístico actual al ferrocarril. En los días punta del año llega a transportar 1.500 turistas al valle. | Pere Bota

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Éste lunes, la asamblea de trabajadores del Ferrocarril decide si va a la huelga los próximos 4, 11 y 22 de mayo, de 9 a 17 horas, ampliable a cuatro días más en junio. Los sindicatos CCOO y UGT, mayoritarios en el comité, quieren tomar esta medida de fuerza por diferentes motivos. El más importante es que los empleados que trabajan en el tren no quieren hacer servicios en el tranvía que va al puerto, cuando se trata de la misma empresa y de una tarea muy parecida.

Aseguran que desarrollar ambas tareas les produce «estrés». También reclaman una subida salarial del 4 %. La empresa admite una subida, pero muy inferior. En estos momentos, la masa salarial anual total supera los 4,6 millones de euros para los 108 empleados, incluyendo a los doce trabajadores fijos discontinuos.

Uno de los puntos del conflicto es que la empresa ha decidido eliminar el servicio de tren de las siete de la mañana hacia Palma y empezar a las nueve. En este servicio de las siete apenas subían tres o cuatro usuarios. Sin embargo, tal decisión ha levantado ampollas entre los representantes sindicales de CCOO y UGT, ya que implica que las siete horas de trabajo se estiran.

A su vez, la dirección del ferrocarril tiene el permiso de Transports para que los empleados puedan compaginar servicios de tren y de tranvía, algo que, por costumbre interna, no se hacía en la empresa. De hecho, los empleados jóvenes comenzaban por el tranvía y ascendían al tren, donde el trabajo es más sencillo. La empresa quiere romper esta división artificial y que todos los que cumplen trabajos en los vehículos compartan tareas dentro de su categoría y especialización.