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Posiblemente una chispa de una quema controlada de sarmientos fue la responsable de la muerte del olivo de Mortitx, un árbol centenario en cuyo tronco hueco cabían varias personas.

Ocurrió el martes de la semana pasada. El payés se aseguró de que la hoguera estaba apagada, pero poco después un excursionista vio el árbol ya prendido. Se llamó a los bomberos y se intentó actuar con cubos de agua pero era demasiado tarde. «Ha sido un accidente, nos sabe muy mal», manifiesta Biel Ferragut, gerente de las bodegas Mortitx.

Ubicado junto al camino de ses Basses de Mortitx, el olivo era muy conocido.

«Dicen que no era un único olivo, sino la suma de cuatro juntos. Eso le daba esta forma», recuerda Ferragut.

Pese a su singularidad, según parece el árbol no estaba catalogado. «Aunque lo parezca, lo que ha pasado no es en absoluto raro. Esto de la chispa ha ocurrido otras veces. Tampoco puede hablarse de imprudencia», añade J. Vicenç Lillo, agente de Medi Ambient.