La mayoría de participantes vestían el uniforme típico de quinto: vaqueros, camisa blanca y pañuelo rojo. | Antoni Pol

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Varios cientos de murers participaron este sábado pacíficamente en la ‘Festa de totes ses quintades’, una iniciativa surgida después de la polémica que generó la divulgación de unas fotos en las que los quintos presuntamente maltrataban ocas y gallinas y el posterior enfrentamiento en las redes sociales entre algunos animalistas y algunos murers.

La fiesta comenzó a las cuatro de la tarde en el bar 6 Tons. Además de murers de diferentes edades, también participaron los xeremiers, un elemento imprescindible del ritual. La mayoría de participantes vestían vaqueros, camisa blanca y pañuelo rojo, el uniforme de los quintos. La gente se lo pasaba bien, o eso parecía: bebían, bailaban y hablaban.