La muestra ofreció una amplia variedad de setas. | Nuria Rincón

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Mancor de la Vall vivió, pasada por agua, la popular Fira de l’Esclata-sang i la Muntanya, que atrae cada año a residentes y turistas llegados de toda la Isla. En Mancor se pueden encontrar toda clase de setas, aunque los níscalos o esclata-sangs siguen siendo los principales protagonistas.

Si bien la presencia de setas autóctonas sigue siendo minoritaria si se compara con el volumen total que se oferta, lo cierto es que en esta edición se comercializaron más setas locales que de costumbre, ya que el tiempo otoñal ha sido propicio para los que gustan de buscar y degustar toda clase de hongos en la montaña.

Aunque por la mañana el tiempo fue desagradable, a medida que se acercaba el medio día el cielo dio una tregua a visitantes y vecinos que pudieron pasear con algo más de calma.

Los mancorins aguantaron estoicamente el chaparrón para disfrutar de la jornada como hacen cada año, y es que, ya se sabe que el tiempo de setas es también muchas veces tiempo de lluvias así que, si se apuesta por una muestra monotemática como la de Mancor de la Vall, no queda más remedio que tentar a la suerte y aguantar el chaparrón.