Daniela Morgensten, vecina de Capdepera afectada por las fumigaciones que tuvo que acudir al centro sanitario por una fuerte irritación ocular. | Joan Socies

TW
22

Tras las críticas vecinales y de ecologistas surgidas desde el inicio de la campaña de fumigación aérea contra la procesionaria del pino con Dimilin el conseller de Agricultura i Medi Ambient, Gabriel Company, defendió este miércoles esta práctica como una medida de contención «necesaria» aunque pueda perjudicar «a algún particular que haya construido en un pinar».

Aunque el conseller insiste en que se utiliza un producto «compatible con todo» explica que «vamos alerta, se excluyen las zonas habitadas y se actúa con precisión aunque nunca se puede descartar que no pueda haber alguien que ha construido una casa en un pinar y se sienta perjudicado».

Noticias relacionadas

Mientras tanto, personas afectadas siguieron quejándose ayer del sistema utilizado por el Govern. En Santa Margalida, el propietario de un agroturismo que sirve comida ecológica denunció ante el Ajuntament que la avioneta roció su huerto. En Can Picafort, la avioneta vertió Dimilin sobre los huertos urbanos municipales. Una mujer que conducía por la carretera de Artà, cerca de Son Serra de Marina, presenció cómo se rociaba a un pelotón de ciclistas.

En Capdepera, una vecina tuvo que acudir a urgencias por una fuerte irritación en los ojos y dolor de cabeza por la fumigación que sufrió durante dos días, primero con helicóptero y dos días después con una avioneta, por encima de su casa y su finca.

En Son Servera, la AMIPA de la escuela también remitió una carta de queja a la Conselleria de Agricultura por realizar las fumigaciones junto al centro escolar.