El Govern ya ha iniciado la fumigación aérea contra la procesionaria que ha generado quejas de vecinos, de partidos políticos y de grupos ecologistas.

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El Gob ha remitido este martes al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente un escrito en el que pide la revocación de la autorización excepcional que otorgó al Govern balear para la fumigación aérea de los pinares contra la procesionaria.

La fumigación aérea está prohibida con carácter general precisamente para evitar que la dispersión afecte a las personas, como ocurre estos días, explica el GOB.

La directiva europea por la que se establece el marco de la actuación comunitaria para conseguir un uso sostenible de los plaguicidas establece que «la pulverización aérea de plaguicidas puede causar efectos negativos significativos en la salud humana y el medio ambiente, sobre todo por la deriva de la pulverización».

Por tanto, «debe prohibirse en general, con posibles excepciones en los casos en que presente claras ventajas en términos de menor impacto en la salud humana y el medio ambiente en comparación con otros métodos de pulverización o cuando no hay haya ninguna alternativa viable, siempre que se empleen las mejores técnicas disponibles para reducir la deriva», añade la exposición de motivos.

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Efectos

Las numerosas quejas de vecinos que llegan estos días al GOB, incluso con casos en que los que ha sido necesario acudir a los centros de salud, ponen de manifiesto precisamente la falta de control suficiente sobre la dispersión y deriva del plaguicida difundido desde las aeronaves, que en muchos casos ha terminado encima de huertos, jardines, casas e incluso personas, añade la entidad.

En opinión del GOB, la autorización excepcional es inadecuada porque justamente la directiva europea pretende «precisamente» evitar los efectos negativos de la dispersión del producto fumigado y pregunta por qué no se ha considerado la existencia de otras alternativas.

El territorio de las Balears está muy parcelado, la densidad de construcción rural es alta y las masas forestales son, a excepción del ámbito de la Sierra de Tramuntana, en general de poca extensión, lo que genera un elevado nivel de dificultad a la hora de evitar que la deriva en la dispersión de la fumigación afecte cultivos, huertos, jardines y edificaciones colindantes a las masas forestales, añade el grupo ecologista.