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Trabajar la 'pauma' es un proceso laborioso que requiere una serie de etapas. Confeccionar un senalló o un capell lleva tras de sí toda una historia que empieza con la recogida del palmito. Ayer, la Obreria de Sant Antoni revivió un año más la tradicional 'Diada d'arrabassar paumes' entre la fiesta y la tradición.

Un centenar de personas se reunieron en la zona de los Pins de ses Vegues, en Cala Agulla, para compartir una jornada entre amigos y de esta manera mantener viva la tradición de lo que fue una de las fuentes de riqueza más importantes del municipio hasta los años 60.

La jornada laboral empezó de buena mañana. Los mayores con experiencia, armados de tijeras especiales y guantes, empezaban la faena con muy buen humor. Les acompañaban las nuevas generaciones que se cuidaban de aprender para que este arte no caiga en el olvido. De esta manera, retiraron el palmito de esa zona de marina. Llegaron a conseguir unos 400 kilos que son destinados a uso doméstico.

Así se entregan a las 'madones de la llata' para que estén proveídas durante la temporada y puedan llevar su arte a ferias o colegios. También la recogida tiene carácter solidario y se entrega parte a la Cruz Roja para que le de un buen destino.

Proceso

Saber cuál es el palmito válido requiere una serie de conocimientos previos. Sólo hay que coger los que están cerrados para después ir separando las hebras, poner a secar y dar azufre.

La recogida siempre se lleva a cabo en julio ya que es el momento en que la palma está a punto para extenderla y ir blanqueando la planta. Los meses de julio y agosto son los más adecuados ya que se necesita mucho sol.

Tras una mañana de recorrer la marina en busca de las 'paumes' llegó la hora de sentarse a la mesa. Los cocineros habían preparado una gran paella para poner la guinda a una jornada festiva.