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El Ajuntament de Binissalem busca personas dispuestas a «apadrinar» ocho botas congrenyades catalogadas, dándoles cobijo en sus propiedades o empresas privadas durante un período de dos años que podrá ser prorrogado. El padrino podrá disponer de la bota como si fuera suya a cambio de mantenerla aplicándole aceite cuatro veces al año.

La campaña de apadrinamiento de botas congrenyades ya está abierta y todo aquel que quiera adherirse puede apuntarse en el Ajuntament. En función del número de solicitudes es posible que el Consistorio recurra a adjudicarlas por sorteo.

El teniente de alcalde de Binissalem, José Fernández, explicó esta semana la historia de esta curiosa campaña de apadrinamiento que ya está creando revuelo.

Catalogadas

Para entender la situación actual hay que remontarse al año 2005, momento en el que el catálogo municipal de bienes estaba redactado pero aún no había entrado en vigor. El texto contemplaba entonces la protección de un antiguo celler situado por aquel entonces en la calle Nou. La propiedad echó el cierre antes de que el catálogo entrara en vigor y las botas congrenyades que tenían que ser protegidas acabaron depositadas en el Punto Verde Municipal.

«Parece que existía un acuerdo verbal de cesión que ahora trataremos de formalizar», explica el teniente de alcalde.

Una de las nueve botas fue restaurada hace cuatro años y preside la rotonda de acceso a Binissalem llegando desde la carretera de Inca.