La espesa vegetación ha impedido durante años el acceso a la zona. | Gori Vicens

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Hasta ahora poder llegar al poblado prehistórico de es Rossell, en Cas Concos, era prácticamente misión imposible . La espesa vegetación, principalmente de ullastres, lo hacían casi inaccesible. De hecho, muy poca gente lo conoce. Pero esta semana su fisonomía ha cambiado gracias al trabajo de un grupo arqueólogos y voluntarios, mallorquines y alemanes, que limpian la muralla de este poblado talayótico con 2.700 años de antigüedad. Ayudados de las brigadas de Patrimoni y Medi Ambient del Consell van desbrozando de arbustos, matas y vegetación de los 300 metros lineales de la impresionante y bien conservada muralla de es Rossell.

Los arqueólogos aprovechan para levantar una nueva planimetría del poblado, ya que la que hay es de 1956, cuando unos expertos alemanes vinieron a Mallorca.

Muchas de las zonas del poblado, de unos 9.800 metros cuadrados de extensión, están totalmente tapadas. Esta primera fase ha consistido en destapar la muralla, pero los jóvenes arqueólogos están muy ilusionados en este proyecto que tendrá una duración de tres años en diferentes campañas de actuaciones previstas.