Cuatro lubinas muertas, el pasado domingo, en el torrente de Son Bauló. | Antoni Pol

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Los técnicos atribuyen a la falta de oxígeno el fallecimiento masivo de peces que se registró este fin de semana en el torrente de Son Bauló, junto a Can Picafort. No se descarta que pudieran influir otros factores, pero el bajo índice de oxígeno detectado en el agua estancada del torrente explica por si solo lo ocurrido.

El técnico municipal de medio ambiente de Santa Margalida, Toni Salas, explicó que con un nivel de oxígeno en agua por debajo del 80 por ciento, determinadas especies pueden morir, y que las analíticas realizadas dicen que en el torrente de Son Bauló el nivel de oxígeno se sitúa entre el 50 y el 70 por ciento.

Demasiados patos

Hay otros factores que habrían contribuido al suceso. Uno es el «exceso» de patos, los excrementos de los cuales consumen un alto porcentaje de oxígeno al descomponerse. Otro es el color verde del agua, que impide que la luz llegue al fondo del torrente y por lo tanto que las plantas hagan correctamente el proceso de fotosíntesis, con lo que la proporción de oxígeno es aun menos alta.

Hay que tener también en cuenta el hecho de que hace dos años que el torrente no rompe, que su caudal no desemboca en el mar. Ello provoca que el agua esté permanentemente estancada, que no circule, que no se renueve y que no se oxigene.

Aunque quién informó de la investigación fue el técnico municipal de Santa Margalida, Toni Salas, otros dos técnicos del Govern también han participado. Y el Seprona, la brigada de Medio Ambiente de la Guardia Civil, también lo investiga.

Salas dijo que aunque la mortandad «se explica por causas naturales», se investiga también si se ha producido un vertido de aguas residuales (de la depuradora) o tóxicas (de algún hotel).