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El 14 de noviembre de 1914 fue sábado, pero para los inquers no fue un sábado cualquiera. El entonces capitán general de Balears, el presidente de la Audiencia, el de la Diputación y, en fin, la plana mayor de autoridades de las Islas se desplazaron a Inca aquel día (incluso se fletaron trenes a propósito) para asistir a la inauguración del Teatre Principal, uno símbolo de la burguesía local.

El 14 de noviembre del presente año será un viernes, el día siguiente al Dijous Bo. Según la planificación del Ajuntament, el teatro estará en plena reforma. Su inauguración, pues, no coincidirá con el centenario.

Según la comunicación que el cronista oficial de Inca, Gabriel Pieras, leyó en las últimas jornadas de estudios locales, el Teatre Principal se levantó de la nada en poco menos de dos años: en diciembre de 1912 surgió la iniciativa y en noviembre de 1914 se inauguraba. La comparación con la actualidad es, al menos en este sentido, terrible, ya que ahora, para emprender su rehabilitación, habrán hecho falta como mínimo media docena de años.

Cronología

La primera noticia del proyecto del teatro, pues, es de diciembre de 1912. En enero de 1913 se crea la Junta del teatro, presidida por Gori Balaguer, el propietario del Forn Nou. En poco tiempo, 50 ciudadanos compran obligaciones: se financió con dinero exclusivamente privado. En febrero del mismo año, el arquitecto Guillem Reynés presenta los planos del edificio, inspirado en el Teatro Lírico de Palma, y poco después se da comienzo a las obras. 40 personas llegaron a trabajar en construcción simultáneamente. En noviembre del 1914 se inaugura con una opereta de Amadeo Granieri llamada La princesa del dóllar . «En Inca había dinero, la economía iba bien», señala Pieras.

En cine estuvo presente en el Principal desde el primer momento, asegura el cronista. En este aspecto, Pieras ha documentado la adquisición de un proyector cinematográfico de la marca Gaumont por 8.000 pesetas. La primera película que se proyectó fue Cabiria , un film italiano sobre las guerras púnicas.

«A mediados de 1945 los propietarios pidieron permiso para rehabilitarlo. Se había levantado de prisa y estaba deteriorado», informa Pieras. Esta reforma duró hasta hace 6 años, cuando cerró.