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La de sa Pobla es una de esas ferias tradicionales que han conseguido sobrevivir con nota al paso del tiempo. Residentes y foráneos esperan con curiosidad año tras año la transformación que experimenta la Plaça con motivo de la Fira. Es desde hace años el elemento central del evento por la espectacularidad de su puesta en escena.

Este año, el aniversario de la llegada del tren a sa Pobla (han pasado ya 135 años) ha servido de eje principal para desarrollar un concepto de feria que, sin obviar el comercio más popular que participa en el mercadillo semanal, potencia por un día la artesanía, la gastronomía, los animales y la promoción de las empresas locales.

135 años de tren

La exposición 135 Anys de Tren a sa Pobla , en el vestíbulo del Ajuntament centró buena parte de las miradas. Una vez acabada la Fira se ubicará durante un tiempo en el Museu de Can Planes para después iniciar un itinerario por los centros escolares.

El mal tiempo apenas dio tregua ayer para poder disfrutar de un paseo en el minitren de la Plaça que sí circuló cargado de pequeños viajeros durante toda la tarde del sábado.

Este año, el Ajuntament ha reordenado la zona de exposición y demostraciones de animales que se concentraron alrededor de la vieja estación del tren, ahora cuartel policial.

En unos momentos difíciles para el comercio la gastronomía fue la que se llevó la mejor parte de esta edición de la Fira. Los bares y restaurantes colgaron el cartel de completo el sábado por la noche y ayer el flujo de clientes seguía siendo continuo.

Las autoridades locales, acompañadas por el conseller Biel Company y algunos alcaldes vecinos, abrieron ayer en la Escuela Graduada el recorrido oficial por la feria. Les esperaba a las puertas del edificio una pequeña «marea verde». Los camisetas verdes, que defendían una educación pública y de calidad, no interfirieron en el recorrido.