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El pozo de Son Bordils no acabará como las cases del predio que le da nombre, abandonadas y gravemente deterioradas por el paso del tiempo, sino que se salva.

Seis meses después de que la organización proteccionista ARCA denunciara que dicho pozo corría riesgo de desplomarse por «falta de tareas de conservación», los operarios del Consell de Mallorca han efectuado una intervención puntual dirigida para evitar que se viniera abajo. La presidenta y el vicepresidente del ente, Maria Salom y Joan Rotger, así como el alcalde de Inca, Rafel Torres, hicieron ayer una visita a las obras.

El pozo de Son Bordils es un elemento patrimonial un tanto singular, por el cuello. El último año, la dovela que sustenta el arco de medio punto se había partido, por lo que se temía que la estructura se desplomara.

La coordinadora de la unidad de Patrimonio del Consell, Aina Serrano, explicó que la intervención se ha limitado a corregir ese aspecto y recalcó que no se ha hecho una restauración global del conjunto. El propietario del bien (bodega Son Bordils) ha sufragado el coste del material y el Consell se ha hecho cargo de la faena. En total, 1.700 euros.

La presidenta Salom se mostró satisfecha por el resultado de la intervención y defendió la conservación del patrimonio arquitectónico. « Estimam lo nostro », dijo.

Las 'cases'

Por otra parte, la bodega Son Bordils confirmó que se está negociando la posible compra de las cases del predio, en el otro lado de la carretera Inca- Sineu. Son propiedad de la fundación Alzina, ente que debe gestionar parte de la herencia de Antònia Alzina, la antigua dueña.

Son Bordils fue en el pasado una de las possessions más importantes de Inca.