Durante todo el día las calles de Inca se llenaron de gente que salió a ‘firar’. | Joan Socies

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La Tercera Fira, o Fira Medieval, de Inca volvió a llenar las calles de la ciudad de gente. Las elevadas temperaturas acompañaron a los miles de visitantes que acudieron a la última cita con la tres ferias previas a la gran celebración del Dijous Bo. Y es que el próximo domingo no hay feria, es la celebración de Santa Maria la Major.

Durante la tarde y la noche del sábado ya fueron muchos los vecinos de la ciudad que se acercaron a pasear por las calles que ya se habían decorado simulando un ambiente que consideran de época medieval. Pero fue ayer a las 10.30 horas cuándo se abrió la feria por parte de las autoridades. Cientos de paradas con todo tipo de productos se ofrecían a los visitantes, esclata-sangs de Ávila a 14 euros, naranjas con un cartel que indicaba «Mallorca» a cuatro euros, y miles de productos más.

Una de las grandes ausencias fue el protagonista que se había previsto para la feria, el turrón, así el lema de esta tercera muestra era va de torrons, y estos tan solo estuvieron presentes en los comercios tradicionales establecidos en la ciudad, hornos y pastelerías. Pero ello quedó de lado con las presencia de los petits cellers que ofrecían sus caldos en el Claustre de Sant Domingo, y las diferentes ofertas lúdicas para los pequeños y las gastronómicas para los más mayores.

En la plaza, mirando el ball de bot, un grupo de vecinas de Inca, ya mayores, señalaban que «hoy –por ayer– ya aprovecharemos para comprar algunas cosas para el día del Dijous Bo. Porqué aquél día casi preferimos no salir de casa con tanta gente y si salimos no queremos llevar emprenyos encima». Otra recordaba aquella frase antigua de los inquers de qui en vol un de bo ha d’anar a tots.