Por ejemplo, el comité ético-asistencial podría tratar casos como hasta qué punto debe hacerse un esfuerzo terapéutico para un paciente que se encuentra en el tramo final de vida; sobre el supuesto rechazo de un paciente a recibir sangre de una transfusión (por creencias religiosas; cómo se debe actuar en determinados casos en usuarios menores de edad o incapacitados, etcétera. «Respetando siempre el marco jurídico vigente, evidentemente», insistió la doctora Gómez.
Los impulsores del comité pretenden que esté integrado por facultativos de todas las especialidades, por enfermeros, responsables de atención al paciente, y por miembro de los servicios jurídicos. La meta es que el grupo que forme el comité ético-asistencial incorpore a profesionales que aporten el rigor científico de su área y la pluralidad de sus opiniones y convicciones.
Otra de las tareas encomendadas al comité es elaborar guías o protocolos que contengan las pautas de actuación que faciliten abordar determinadas situaciones clínicas que, a causa de su frecuencia y pronóstico, puedan ser causa propicia de controversias.
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