Algunos de los pequeños vendiendo el verano pasado.

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Los vecinos de la Colònia de Sant Jordi (ses Salines) muestran por unanimidad su rechazo a la medida impuesta desde Ports de les Illes Balears de impedir la venta no autorizada a los niños de la zona. Se trataba de una costumbre, que según explican los residentes, «hacía más de veinte años que se llevaba a cabo».

Así, ninguno de los residentes entrevistados por este periódico considera que los pequeños puedan hacer competencia a los comerciantes de la zona. Algunos añaden que «era un atractivo turístico más para el puerto». Otros apuntan a que «no supondría ningún problema siempre que los artículos, que venden los infantes, no sean comprados en los comercios de al rededor».

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A su vez, los vecinos desmentían que los pequeños compraran los artículos en los demás comercios del puerto, asegurando que los niños «únicamente vendían juguetes suyos y algún que otro collar o pulsera hechos por ellos».

Por su parte, el Ajuntament de ses Salines informó que se está estudiando dejar a los pequeños poner un puesto los días de mercado y durante un máximo de dos o tres horas, vendiendo a precios simbólicos ya que «es una práctica muy antigua de la Colònia de Sant Jordi pero estos dos últimos años cada vez había más niños que pasaban demasiadas horas vendiendo».

Además, según aclaró el delegado de la zona de la Colònia de Sant Jordi, Joan Rodríguez, «llegó un momento en el que los padres discutían por elegir el sitio donde debían colocarse sus hijos». Por ello, Rodríguez indicó que el Ajuntament decidió avisar a Ports de la situación ya que es el organismo competente de la zona del puerto.