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El presidente de la Asociación Hotelera de Sóller, Lluís Rullan, ha expresado el malestar del sector por las reclamaciones y quejas recibidas por parte de clientes que se alojaron en diferentes hoteles del Port la última semana del mes de junio y que coincidieron con la celebración de las fiestas patronales de Sant Pere.

A través de diversos portales turísticos estos días la asociación ha tenido acceso a algunas de estas quejas que consideran son «una muy mala imagen para un destino que los clientes escogen por su fama de tranquilidad».

Algunas de estas quejas y valoraciones negativas han llegado directamente a los hoteles que ya las recibieron directamente durante las madrugadas de los días 28 y 29 de junio, cuando incluso se produjeron cancelaciones después de que algunos clientes fueran informados que la Nit Jove celebrada sobre el muelle entre las once de la noche y las seis de la mañana se repetiría una vez más. Otros clientes fuero convencidos para que no se marcharan pero tuvieron que ser trasladados a anexos o a otros edificios y alas más «resguardadas» de unos decibelios que se oían en la mayoría de establecimientos del Port como si se estuvieran produciendo dentro de las habitaciones.

Según Rullan «también se han recibido reclamaciones monetarias y algunos hoteles se vieron obligados a alojar gratuitamente durante la segunda noche a clientes que se querían marchar».

Rullan afirma que, desde la asociación hotelera «no se entiende que se puedan programar y autorizar actuaciones musicales hasta las seis y media de la mañana, ya que estos horarios son del todo incompatibles con el descanso, no solo de los turistas alojados en hoteles y apartamentos sino de los propios residentes».

Rullan asegura que «la asociación hotelera no está ni mucho menos en contra de la realización de estas fiestas tradicionales pero, para que no vuelva a pasar. pedimos tanto a los organizadores como al Ajuntament que lo tenga en cuenta de cara a futuras ediciones». Considera que «se puede hacer una programación con más sentido común y que respete la normativas municipales en materia de ruido y actuaciones musicales. Cree que el principal problema fue, tanto el horario, como el hecho de que hubieran programado «dos veladas» y con un tipo de música especialmente sonora «que empezaba a las 4 de la madrugada», lo que realmente molestó y ocasionó problemas.