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El rejoneador Roberto Armendáriz se erigió ayer como triunfador en la corrida mixta celebra en la Plaza de Toros Monumental de Muro.

Armendáriz, pese a su juventud, demostró una gran animosidad y unas buenas dotes en la doma. En los dos toros que le tocaron en suerte estuvo acertado en los rejones y en la colocación de las banderillas.

Practicó un toreo arriesgando en cercanías, aunque le tocaron las monturas y no estuvo acertado con los rejones de muerte. Levantó el espíritu de los tendidos con varias piruetas frente a la cara del toro.

Banderillas para olvidar

Tras la actuación de Armendáriz, le tocó el turno al diestro Juan Bautista. En ambos toros se lució con el capote.

Su primero, al igual que el resto de ‘peñajaras’, tuvo una muy irregular embestida. Con la cabeza alta durante toda la corrida, pese a su nobleza, no humillaban. Aun así, la faena del segundo la comenzó con toreo de rodillas y acabó de estocada que bastó. Pese a esforzarse con la muleta, su actuación no acabó de conectar con el público, por la poca transmisión de los oponentes.

Frente a tal circunstancia, el maestro optó por realizar algunos desplantes y apostar por la proximidad a la res.

Se silenció su primera faena, aunque en su segundo de la tarde se le otorgaron dos orejas, gracias a la excesiva benevolencia de la presidencia.

La tónica general en cuanto a los piqueros fue de una o dos puyas que contaron con la protesta de una parte del público, desconocedor de su función en la lidia.

En cuanto a los cuatro tercios de banderillas, mejor olvidarlos. Un gran despropósito de los subalternos.

Finalmente, ‘El Capea’, se lució con largas cambiadas a su primero, toreando a la verónica con elegancia a su segundo.

Trasteó a su primero por bajo, rodilla en tierra, y siguió toreando con ambas manos tandas que, debido a la irregular embestida, no acababa de completar su faena. También se adornó con molinetes y algún que otro desplante.

‘El Capea’ no anduvo mal con los aceros. No obstante, a su segundo tuvo que practicarle hasta tres descabellos, después de torear bien con la capa.

El toro que cerró plaza fue quizás el que tuvo más fijeza, aunque también embistió con la cara alta. ‘El Capea’ lo lidió con circulares, naturales y también recurrió a algunos molinetes.

En cuanto al festejo en sí, parece ser que en la tradicional corrida patronal de Muro se tienen que cortar orejas sí o sí.

Trofeos sí o sí

El público solicitó los trofeos a gritos ante la escasez de moqueros.

Ante tales demandas, la presidencia claudicó so pena de bronca tan monumental como el coso en cuestión.

Estuvo presente en el callejón el gran maestro salmantino Pedro Gutiérrez Moya, padre de ‘El Capea’.